domingo, 10 de junio de 2007

Lectio Divina en la Vª Conferencia

En Jesús piedra viva en quien nuestra vida es transformada


Monseñor Gonzalo Duarte, Obispo de Valparaíso, dirigió la Lectio Divina del segundo día de la V Conferencia General, a partir del texto de 1ª Pedro 2,4-10. En este ejercicio de escucha orante de la Palabra de Dios, se fue desglosando la riqueza la imagen de la “roca” en la Sagrada Escritura para descubrir allí la grandeza de la obra de Cristo y su significación para la vida del creyente”. El primer aspecto en ser profundizado fue el hecho de que se trata de una piedra que no es “inerte, sino viviente, capaz de dar vida”. En segundo lugar se hizo la aproximación a la persona de Jesús a partir de la imagen de la piedra. “Jesús mismo es la piedra viva… que vivifica a quienes se acercan a él; que calma la sed profunda del corazón humano y que acompaña como agua refrescante a quienes están haciendo el duro tránsito de la esclavitud a la libertad”, dijo el predicador”. En tercer lugar se contempló el misterio de la Cruz: “Jesús es la piedra viva, pero rechazada por los hombres”. El drama de la pasión culmina en la intervención del Padre en la resurrección de Jesús de entre los muertos, haciendo de la piedra rechazada la piedra fundamental”. En cuarto lugar, puesto que esta es piedra “elegida y preciosa”, se invitó a todos a acercase a esta piedra viva “para llegar a ser también nosotros piedras vivas que activamente van entrando en la construcción de un templo espiritual, de una casa nueva en la que resplandezca la gloria de Dios, porque en ella hay espacio para toda la humanidad”. Para entrar en esta construcción se requiere hacer “de Cristo el verdadero y único cimiento de nuestras opciones más profundas”. En quinto lugar, siguiendo el hilo de texto que dice en los versículos 9 y 10 “para anunciar las grandezas del que los llamó de la oscuridad a su luz admirable”, se invitó a “ver” y a “anunciar”. Ante todo el “ver”: “No a ver el mal y los defectos, para los cuales siempre tenemos ojos, sensibilidad y antenas bien abiertas”, por el contrario “reconocer los signos de la vida nueva que Dios mismo está haciendo germinar en medio nuestro, y para los cuales casi siempre somos tan ciegos”, dijo Monseñor Duarte. Enseguida el “anunciar”: “Nuestra vocación no es la de profetas de desgracias, sino la de anunciadores del ‘evangelio’ de la gracias de Dios”, complementó. ” En sexto lugar, para quien va siendo transformado en piedra viva, vienen “dones capaces de darle un sentido nuevo a su existencia”. Se trata de dos dones: el de ser miembro de “un pueblo mucho mayor, que está en las manos de Dios” y “la conciencia de la misericordia de Dios”. Sobre este segundo don dijo: “De la experiencia de estar puestos en las manos de Dios surge un nuevo modo de vida, que abre el corazón mucho más profundamente a todos los necesitados y despreciados de este mundo”. De aquí surgen varios cuestionamientos: “¡Cuántas piedras desechadas por los constructores de este mundo encontramos día a día en nuestro andar? ¿Cuántas piedras por las cuales nadie se ha interesado nunca, y que podrían ser piedras vitales en la construcción de una nueva humanidad?” Finalmente, el séptimo aspecto es el testimonio de los santos, destacándose entre ellos el del Padre Alberto Hurtado, “quienes se han acercado a la Piedra Viva, la que ha cambiado enteramente sus vidas”. Los participantes en la Lectio Divina, después de un tiempo de silencio meditativo de la Palabra de Dios, pasaron a la oración.

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