martes, 29 de julio de 2008

Dios o el dinero (la mamona)

Texto

Principio: Nadie puede servir a dos señores
Explicación – Pues odiará a uno y amará al otro.
– O se apegará a uno y despreciará a otro.
Aplicación No podéis servir a Dios y a la mamona!

(Mt 6, 24; cf. Lc 16, 13).

El texto ha sido formulado con gran cuidado, de un modo solemne, con principio general, explicación y aplicación. El punto de partida es claro y puede precisarse desde paralelos judíos: existen realidades (¡señores!) que nos marcan y llenan de tal forma que no pueden compartirse; por definición, el más valioso, aquel a quien la tradición llama «único», en clave de monoteísmo radical, es Dios (Dt 6, 4; cf. Lc 10, 42). Pues bien, lo opuesto a Dios, aquello que destruye su unidad de gracia y nos conduce al «pluralismo» violento y al enfrentamiento, en línea de «ley», es el dinero absolutizado o mamona, que puede interpretarse como capital objetivado y pecado original, principio y expresión de todos los sistemas que esclavizan al hombre y le condenan a la lucha mutua y a la muerte.

El pecado, la mamona

Quiero explicar el pecado de la mamona desde el conjunto del Antiguo Testamento, partiendo del Génesis y culminando en el libro de la Sabiduría. Ofrezco un esquema de tipo teológico, tomado de mi libro Dios es Palabra (Sal Terrae, Santander 2005)

1. Lo contrario a Dios no es ya el deseo subjetivo, sino una estructura objetiva construida y absolutizada por los hombres: la mamona (el capital, en su forma opresora). Lo malo no es el mundo; lo contrario a Dios no son las cosas de la creación finita como podría suponer un dualismo gnóstico, que condena la materia, el sexo... En su Crítica de la Razón Práctica, al afirmar que lo único bueno es una buena voluntad, Kant está suponiendo que lo único malo es una mala voluntad, entendida en línea subjetiva. Pues bien, superando ese nivel kantiano, de tipo en el fondo idealista, nuestro pasaje identifica el mal con una entidad transubjetiva, fabricada por los hombres, con una estructura objetivada, en forma de sistema de dominio económico: la mamona. En ese contexto, podemos añadir, corrigiendo a Kant, que la buena voluntad, en el nivel subjetivo o individual, no basta, sino que ella debe expresarse en un movimiento o camino de encuentro interhumano en gratuidad (lo contrario a la mamona).

2. El mal brota de la mala voluntad (de la envidia, del juicio y del deseo de dominio), pero se objetiva y concreta de tal forma, que puede recibir y ha recibido una realidad idolátrica, externa: es la mamona. El mal es algo que el hombre mismo hace (construye) para luego quedar esclavizado por ello. Esto es lo que la Biblia llama ídolo, conforme a lo indicado en Sab 13-15: representación que carece en sí misma de verdad y fuerza y que solo tiene aquella que nosotros mismos le ofrecemos. Eso significa que el mal no es creación positiva de Dios; pero tampoco es pura nada: es algo que nosotros construimos, una vez que hemos comido (hecho nuestro) el árbol del bien y del mal (del juicio). El mal es algo que nosotros hacemos con la intención de dominarlo, pero de tal forma que al fin quedamos dominados por ello. En este contexto no hacen falta Vigilantes invasores (satanes externos) como en 1 Henoc, pues la misma mamona que nosotros mismos hemos «hecho» nos invade y deshace.

3. La mamona es el ídolo englobante. Sab 13-15 presentaba muchas figuras destructoras. Mt 4 y Lc 4 han destacado tres deseos primigenios (pan, reino y milagro). Pues bien, nuestro pasaje ha concentrado aquellas figuras y estos deseos en un equivalente universal que es la mamona, la gran construcción que los hombres elevan «contra Dios» (es decir, contra la gracia), como los constructores de la Torre-Ciudad de Babel (Gen 11). Los hombres han unificado de esta forma todo aquello que realizan y que tienen: sus producciones se convierten ya en dinero, de manera que el capital puede comprarlo así y venderlo todo, apareciendo como «Dios del mundo». Al identificar a la mamona con el antidiós, nuestro pasaje ha realizado una opción hermenéutica de consecuencias incalculables: lo que en plano de pecado une a los hombres no es la razón o la pasión, no es el ateísmo o la irreligión, ni un tipo de poder abstracto; lo que a todos iguala y destruye (a nivel de compraventa) es el gran «edificio del capital», entendido como Torre de Babel en que los hombres quieren refugiarse sin lograrlo. Este es el pecado original.

4. Este es un ídolo engañoso que suele camuflarse, oculto en ropajes de piedad, libertad o sacralismo. Los hombres siguen entregándose a sus cultos de tipo social o religioso, pensando que es allí donde se expresa la verdad de su existencia. De esa forma van al templo, para encontrar allí a su Dios. Pero el evangelio sabe que el mismo templo de Jerusalén está «hecho por manos humanas» (ceiropoi,ton: Mc 14, 58) y vinculado por tanto al dinero (cf. Mc 11, 15-19), como una construcción del hombre, en la línea de la torre de Babel; en ese sentido puede formar parte de la mamona, es decir, de la adoración del dinero, pues «allí donde está tu tesoro está tu corazón» (cf. Mt 6, 21). Griegos y romanos adoraban a sus dioses. Filósofos y sabios posteriores han seguido trazando sus discursos conceptuales para defender su propia forma de existencia. Pues bien, al fondo de esos dioses y de esos discursos, de tipo moralizante e incluso piadoso, se ha escondido normalmente el «cuerpo» de una adoración económica, un tipo de culto concreto a la mamona como ha sucedido en el templo de Jerusalén.

5. El descubrimiento del carácter antidivino de la mamona tiene rasgos de revelación. No se logra con discursos conceptuales o teorías cósmicas que siguen inscritas en un lenguajes de «talión», que es en el fondo una expresión de la mamona (equivalencia racional o monetaria). Solo se descubre el carácter antidivino de la mamona allí donde ha venido a revelarse el verdadero Dios como poder de gratuidad y principio de amor que fundamenta de manera amorosa la existencia de los hombres. Eso ha podido hacerlo Jesús, cuando descubre aquello que se opone al mesianismo de la gracia y cuando lucha contra el diablo, que en el fondo es el deseo posesivo (aquello que posee a las personas, impidiendo que ellas sean libres); eso lo ha hecho Jesús cuando descubre y muestra con su vida que lo contrario a Dios es la mamona. En ese contexto podemos decir que Satán (el enemigo de Dios) es la mamona, el deseo de seguridad que se expresa de forma impositiva. Este es el Satán del pecado original que descubriremos en el próximo capítulo, cuando hablemos también de la muerte de Jesús como pecado original.

6. La mamona es un dios fuerte, un dios que nos hace capaces de construir muchas cosas, en clave de juicio, como ya hemos visto al comentar el tema de la Torre de Babel (Gen 11). Los bienes de la mamona determinan esta vida: nos dan poder intenso y nos permiten ordenar, comprar o construir casi todas las cosas. Lo que Jesús dijo en su tiempo resulta mucho más claro en el nuestro, pues el capitalismo de occidente ha racionalizado la economía, convirtiéndola en principio y motor de las relaciones sociales y de esa forma ha creado la industria, ha producido muchos bienes y, en algún sentido, ha conquistado todo el mundo. Pues bien, esa mamona del gran capitalismo, que está vinculada al imperio militar y que domina sobre el conjunto de los hombres, es en el fondo el antidiós, como sabe el Apocalipsis, cuando la interpreta como Gran Prostituta y diosa de este mundo (Ap 17-18): un ídolo al que todos podemos acabar vendiendo lo que somos, quedando cautivados por su fuerza. Lo contrario a Dios no es el dinero en sí, como medio para realizar intercambios económicos, sino el dinero convertido en capital, bien absoluto.

7. Nuestro texto ha vinculado revelación de Dios y mamona. Ambos se asemejan y asemejándose se oponen. Dios es creador, es Vida que se regala, la mamona, en cambio, ha sido creada por los hombres (y se aprovecha de ellos, les devora, como en Dragón de Ap 12). Dios nos hace libres, para que podamos realizamos de manera autónoma. La mamona, en cambio, nos posee (como el diablo) y nos convierte en siervos al introducimos dentro de un esquema de mérito y negocio, de ganancia y juicio donde vale más el que más tiene, aunque al final todos acaban siendo esclavos del mismo sistema. Dios nos ama de manera personal y, al dirigimos su palabra de llamada, espera una respuesta. El dinero, en cambio, nos permite gozar y poseer pero al final nos esclaviza, sin dejar ya que podamos responderle, pues vive de nosotros.

8. Lo que se opone a la mamona es la gracia de Dios, el amor generoso que crea y da vida, por encima de toda ley, más allá de todo mérito. Por eso, el conocimiento de Dios está vinculado a la experiencia de la gratuidad, como suponía ya Sab (cf. 1, 1-2) y como desarrolla Pablo en Rom 1-3. Se ha dicho desde antiguo que a Dios le conocemos más por aquello que no es que por lo que es (teología negativa). Pues bien, ahora que conocemos a su contrario (mamona), podemos conocerle mejor: Dios es aquello (aquel) que se opone como gracia creadora y principio de vida al egoísmo del dinero. A partir de aquí debemos precisar el monoteísmo israelita: «Escucha, Israel, Yahvé nuestro Dios es un Dios único; amarás a Yahvé tu Dios con todo tu corazón...» (Dt 6, 45; cf. Mc 12, 29-30). Esa palabra sigue siendo valiosa, pero al fin resulta insuficiente, pues sólo superando la sacralización económica, destructora de los hombres, podemos definir la unidad original y creadora de Dios.

9. Lo opuesto a Dios es la unificación económica en clave de mamona, el capital absolutizado. En línea de mamona, el mundo acabaría convirtiéndose en un puro mercado, con una moneda que todo lo compra y lo vende, de manera que todos se miden (se igualan o distinguen) por ella y de esa forma se negocian, en un tipo de inmenso proceso donde el «juez» (quien dicta la sentencia de lo bueno y lo malo) es el mismo dinero. Esto significa que los hombres acaban siendo esclavos de un instrumento de cambio (de juicio comercial) que ellos mismos han creado. Cesa el valor de la persona, pues ella se compre y vende, como se compra el trabajo. Se pierde así la gracia de la vida y todo resulta al fin equivalente porque todo se mide y negocia, nada se regala. Este es el talión final: ojo por ojo, dinero por dinero; los hombres se valoran y definen y ajustan su sentido en un nivel de competencia o negocio que termina siempre en muerte.

10. El conocimiento de Dios se expresa en el despliegue de la vida como gracia compartida, en contra del dinero. Por eso, si queremos conocerle no podemos refugiamos en un nivel interno para interpretarlo en clave de emoción o sentimiento. Tampoco le podemos definir por las ideas. Conocer a Dios implica descubrir y potenciar un tipo de existencia que es contraria a los modelos que se imponen y extienden por dinero (capital), en un mundo donde sólo se valoran las empresas productivas (obras) y al final todo se adquiere y rechaza en el mercado. Frente al desvalor universal de la mamona (forjada en clave de juicio y compraventa) ha de expresarse ahora la apertura universal de Dios que es gracia y que se expresa como unión gratuita entre los hombres. Dios se define (se revela) por lo tanto como fuente de diálogo, como amor y gracia para todas las personas. Pasan a segundo plano (y a veces desaparecen) otros principios de vinculación social fundados en tradiciones populares o identidades de grupo. Lo que de verdad vincula a los humanos por Jesús es lo contrario a la mamona: la gracia que les hace libres y les capacita para unirse en gesto de amor abierto a todos (en la línea de 1 Cor 13).

11. Conocer a Dios es vivir y crear en actitud de gracia. Contra la mamona, que es anti-gracia (ley que regula por fuerza lo que existe), Dios viene a presentarse como Vida que se regala y comparte, sin intereses ni egoísmo, haciendo que exista vida humana. Los poderes del mundo (pan y circo, afán de placer y deseo de poder...) acaban por centrarse en la mamona que así aparece como esencia y verdad (¡mentira!) de todos ellos, como fuerza capaz de construir torres de Babel, inmensos edificios de seguridad, según sistema. Pues bien, a diferencia de la mamona, Dios es Aquel que crea gratuitamente vida, Aquel que no se compra ni se venda (no es dinero), siendo, sin embargo, el principio y fuente de todo lo que existe. Dios es creatividad, gozo de dar, dejando en libertad y acompañando en amor a lo creado. Así se muestra en Jesús. Por eso se define como lo contrario a la mamona.

12. La mamona no crea, sino que regula las cosas que ya existen por la fuerza, con envidia: cada uno quiere lo que tiene el otro, en mercado que excita los deseos para aumentar la producción y viceversa, de tal forma que nadie logrará jamás saciarse. Lógicamente, la mamona «fabrica» pobres: suscita la desigualdad entre los hombres, en proceso de competencia que lleva al enfrentamiento y a la opresión de los perdedores. Más aún, el mismo sistema de la mamona acaba convirtiendo a todos en pobres, pues les hace esclavos del proceso económico de producción y distribución de bienes. Pues bien, en contra de eso, Dios se define como amigo de los pobres: se muestra como gracia, gozándose en dar precisamente a los que menos tienen, en proceso de generosidad gratuita.

Desde ese fondo, superando el nivel del juicio y la mamona, afirmamos que Dios es gracia, para destacar, al mismo tiempo, que el hombre verdadero es también gracia. Esta es la única definición antropológica que tiene sentido después de todo lo indicado. El sistema del juicio económico o social nos sigue esclavizando. No podemos volver a la simple evolución de la vida, de la que procedemos, pues en ella se han impuesto por fuerza los más hábiles o fuertes, dejando morir o matando a los menos capaces. En ese plano de evolución nada se crea, nada se destruye, sino que todo se transforma..., pero a favor de los triunfadores, en camino que lleva a la muerte, como ya sabía Gen 2-3. Pues bien, en contra de la visión en que aparece dominado por la mamona (=poseído por lo diabólico), afirmamos que el hombre verdadero es gracia; nace por regalo de amor (no por negocio) y sólo regalando su vida puede realizarse humanamente. Esta es su identidad, esta es su fuerza, por encima de las diferencias que, en otro plano, pueden separar a judíos y cristianos, pero que aquí resultan marginales.

Pikaza Xavier,

Dios es palabra. Teodicea cristiana, Sal Terrae, Santander 2005,

jueves, 17 de julio de 2008

Cursos biblicos 2008

SOCIEDAD BÍBLICA CATÓLICA INTERNACIONAL
- SOBICAIN -

BUSCANDO A JESÚS

Un estudio sobre la realidad histórica de Jesús
¿Qué valor tienen los evangelios apócrifos para conocer a Jesús?
¿Qué podemos saber sobre su familia, si tenía hermanos o estaba casado?

Días: martes desde el 12 de agosto hasta el 16 de septiembre
Horario: de 18,45 a 20,15 hrs
Lugar: Riobamba 230, Ciudad de Buenos Aires (a 2 cuadras de Callao y Corrientes)
Informes e inscripción: tel 5555-2447/8 de 13 a 18 hrs
sobicain@san-pablo.com.ar www.san-pablo.com.ar/sobicain


CENTRO BÍBLICO NUESTRA SEÑORA DE SIÓN

LAS MUJERES DEL NUEVO TESTAMENTO

Días: lunes desde el 11 de agosto hasta el 24 de noviembre
Horario: de 18 a 19,15 hrs
Lugar: Directorio 440 (y José María Moreno), Ciudad de Bs.As.
Informes e inscripción: tel 4923-2548 los lunes de 16 a 20,30 hrs
informes@sion.org.ar www.sion.org.ar


SEMINARIO CATEQUÍSTICO
SANTA MAGDALENA SOFÍA BARAT

ENFERMEDADES, SANACIÓN, MILAGROS

Una lectura de los milagros de Jesús.
Consideraciones sobre la enfermedad y los poseídos en el contexto histórico de Jesús.
¿Ocurren esos milagros hoy?

Días: martes desde el 7 de octubre hasta el 25 de noviembre
Horario: de 20,30 a 22 hrs
Lugar: Av. San Martín 6832 (y Mosconi, a 5 cuadras de Gral.Paz)
Informes e inscripción: tel 1545794216
smsbarat@yahoo.com.ar www.smsbarat.tk

martes, 8 de julio de 2008

Jesús, el hombre libre



La libertad es la experiencia esencial de la vida humana. El tema de la libertad es fundamental para entender el Evangelio, porque el mensaje de Jesús es un mensaje liberador (Jn.8,31-32.36).

Entonces ¿Qué se entiende por libertad? Para muchos es libre el que puede hacer lo que quiere. Pero muchas veces quien cree hacer lo que quiere no es libre, es esclavo. Ej.: El alcohólico es esclavo de la bebida. Hay muchos que desconfían de la libertad porque piensan que es el origen de todos los males, y prefieren la represión y el control porque piensan que es la garantía del bien. Pero, ¿qué es la libertad?…

La libertad tiene dos aspectos: el externo (libertad de, ausencia de coacción externa, hacer lo que quiero) y el interno (libertad para, ausencia de ataduras dentro de la persona, libertad interior, disponibilidad)

La libertad es la condición indispensable para la realización del hombre. Cuando más libre es alguien para los otros y para Dios, más se convierte en persona. El hombre se realiza en la medida que es el mismo, y no lo que los otros quieren hacer de el.

La experiencia nos enseña que son muchos los condicionamientos que nos dominan, somos el resultado del sistema y no de nosotros mismos. En nuestra cultura el amor es muchas veces sometimiento a personas o a instituciones. La obra maestra del poder consiste en hacerse amar. Así la sumisión parece el valor fundamental de la vida, y la libertad se vuelve sospechosa. Algo similar pasaba en tiempos de Jesús donde la Ley era el valor fundamental y no la libertad.

Jesús apostó por la libertad, un acto de suprema valentía religiosa y social, que le implicó jugarse la vida. Se opuso a toda forma de opresión y sometimiento del hombre y la mujer (Mc. 3,1-6).

Jesús se mostró libre ante la Ley (Mc. 2,23-28), ante la familia (Mc. 3,31-35), ante el templo (Jn. 4,21-24), ante las costumbres de su tiempo (Lc.7,36-50). Incluso ante la muerte que se acercaba, Jesús la enfrentó libremente (Jn.10,17-19). Jesús murió abandonado de todos, y sintió el abandono del mismo Dios (Mt. 27,46). Murió sin la recompensa del consuelo. Su libertad fue total.

Jesús fue un hombre soberanamente libre. Su libertad resultó intolerable para los hombres de su tiempo.

Pero la libertad de Jesús no fue libertinaje. Su libertad fue la negación del libertinaje. Jesús no buscó su propio interés (Mt.4,1-11 / Mt.27,38-43), su comodidad o la satisfacción de su propio egoísmo. La libertad le costó la vida a Jesús (Mc.10,45).

El ejemplo de Jesús nos dice que la lucha por la libertad es la tarea central de la vida, porque donde hay disponibilidad para servir. Luchar por la libertad externa e interna es la tarea central de la vida que permite realizarse verdaderamente al hombre (Lc.22,42)

La libertad de Jesús es la denuncia contra nuestro egoísmo. El hombre se encadena constantemente a personas, situaciones y cosas mediante la fuerza de vida y atracción de sus dinamismos más profundos, sus miedos y sus deseos. El hombre se encierra en su necesidad y pierde la capacidad de amar.

Los vicios, la comodidad, el orgullo, el instinto de poder, la soberbia son algunas de las cadenas (Jn.8,34-35). Pero también los individuos pueden perder su libertad cuando se encadenan a instituciones, partidos políticos, club de fútbol, instituciones religiosas, normativas o tradiciones.

¿Cómo las instituciones nobles nos pueden esclavizar? Hay que recordar que como las personas, las instituciones pueden enfermarse. Por ejemplo: una fundación creada para ayudar a los más pobres, que con el paso del tiempo gasta más en mantener a sus empleados y sus bienes que en asistir a los pobres esta enferma. Si un sujeto se identifica acriticamente con una institución, se hace solidario de sus fines y de sus patologías. Y el individuo pierde su libertad.

En una institución religiosa el problema es más difícil de resolver, porque se identifica a la institución con la voluntad de Dios. El sujeto pierde su discernimiento, su disponibilidad y su libertad. El amor se confunde con sometimiento y la libertad es el peor enemigo. El sujeto tiene buena voluntad, pero la perversión objetiva no puede ser peor.

Jesús se enfrentó a la institución religiosa de su tiempo, la criticó duramente, quebrantó sus normas, se opuso a sus dirigentes, enseño cosas que resultaban provocativas y escandalosas. Jesús comprendió que las instituciones pueden transformarse en un fin en si mismos, proponiendo sus propios intereses y no la voluntad de Dios.

Jesús se situó libremente frente al sistema social de su tiempo: la familia, el dinero, los ricos, los marginados, los gobernantes.

La tarea central de la vida es la lucha por la libertad, donde el hombre se juega su destino y su identidad. Jesús fue plenamente libre y por eso fue plenamente hombre. (Mt.23,1-36 / Mt.21,12-13)

Taller de Lectura orante de la Biblia

Lectionautas

10 al 12 de Agosto

Región Noreste en Posadas – Misiones.

24 al 26 de Agosto

Región Pampeana/Platense Luján – Prov. de Buenos Aires.

14 al 16 de Septiembre

Región Patagonia en General Roca – Neuquén-.

28 al 30 de Septiembre

Región Patagonia en Rawson – Chubut-.

2 al4 de Noviembre

Región Litoral en Gualeguaychú – Entre Ríos-.

Luis Alberto Balmaceda

Director Ejecutivo

Proyecto Lectionautas en Argentina

lectio@pastoraldejuventud.org.ar

www.lectionautas.com

martes, 1 de julio de 2008

La propuesta religiosa de Jesús



Como todo judío piadoso, Jesús tenía la costumbre de asistir al Templo, por lo menos algunas veces, en ocasión de las fiestas de peregrinación (Lc 2,41). Lc 2,41-50 relata una de las subidas de Jesús con su familia a Jerusalén, cuando tenía 12 años. Mateo, Marcos y Lucas también narran la subida al Templo en su última Pascua (Mt 20,17-18; Mc 10,32-33; Lc 9,51-53). En Juan, hay referencias a cuatro subidas de Jesús al Templo (Jn 2,13-22; 5,1; 10,22; 12,1.12-13).

Pero Jesús nunca dará al Templo la misma importancia que el judaísmo oficial. Prefirió la casa en lugar del Templo. En lugar del altar, eligió la mesa; en vez del sacerdocio, optó por la familia y la comunidad.

Jesús tomo una clara posición ante el significado que el Templo tenia en la vida del pueblo. No permanece neutro. Será su actitud profética ante este centro religioso, político y económico, la principal razón por la que el Sanedrín decide su muerte.

Jesús percibió que el Templo había sido transformado en idolatría. La mayoría de las elites ya no practicaba el verdadero culto al Dios de la vida. Sin embargo; lo que regulaba todo el funcionamiento del Templo eran sus intereses económicos. EI culto del Templo giraba en torno al comercio. Por eso Jesús dice: "Ningún servidor puede servir a dos señores, porque aborrecerá a uno y amara a otro, o bien se interesara por el primero y despreciara al segundo. No se puede servir a Dios y al Dinero." (Lc 16,13; Mt 6,24). Servir al Dinero y a Dios es incompatible. Uno genera egoísmo, acumulación y muerte. EI otro es la fuente del amor, del compartir y de la vida. Jesús denuncia la peor de las formas de idolatría, que es colocar al Dios de la vida al servicio de la opresión económica y política. Jesús tenia claro que “la avaricia es la raíz de todos los males" (1Tm 6,10).

Por eso, denuncia al Templo como institución que no produce frutos de vida para su pueblo, igual que la higuera estéril (Mc 11,12-14).

Desenmascara ese sistema, proponiendo eliminar la idolatría del templo. Solo entonces sería posible el verdadero culto a Dios en el santuario. Podemos leer la embestida de Jesús contra el comercio del Templo en Mc 11,15-19; Mt 21,12-17; Lc 19,45-48 y Jn 2,13-22.

Según Mateo, Marcos y Lucas, este gesto profético de Jesús había sucedido en su última subida a Jerusalén. En cambio, Juan parece acercarse mas a los hechos históricos al colocar este incidente del Templo en el inicio de la vida publica de Jesús. EI incidente puede haber sucedido aproximadamente un año antes de su prisión. Esta actitud puede haberlo hecho mas conocido y haber provocado preocupaciones en las autoridades.

Habría sido un acto fuertemente reflexionado por el movimiento de Jesús. Seria arriesgado tomar tal actitud en un Templo con semejante seguridad. EI hecho que nadie arrestara a Jesús en aquel momento es señal de que había más gente involucrada. Según Marcos, en el día anterior al acontecimiento, Jesús estuvo en el Templo: "Jesús llegó a Jerusalén y fue al Templo, y después de observarlo todo, como ya era tarde, salió con los Doce para Betania" (Mc 11,11).

Seguramente después de episodios como este, Jesús habría tenido que vivir en la clandestinidad. Las autoridades estaban decididas a eliminarlo. Llego, inclusive, a salir de Galilea, yendo hacia la Decapolis, la región de Tiro y Sidon, y luego hacia Cesarea de Filipo (Mc 7,24.31; 8,22.27). En las proximidades de esta ultima ciudad, evaluó su practica misionera (Mc 8,27-31). Decide cambiar de estrategia, preparando a su grupo para el camino de la cruz (Mc 8,31). Y el grupo tuvo dificultades para entender el nuevo momento. Es lo que se deja percibir en las palabras de Pedro (Mc 8,32-33). En esta clave, podemos leer las siguientes citas: Jn 7,1; 8,59; 10,39; 11,54; 12,36; Mc 9,30. Cuando iba al Templo, tomaba ciertas precauciones, como par ejemplo, dormir fuera de Jerusalén (Mc 11,11; 14,3).

Jesús no espera un Templo totalmente purificado de la idolatría para vivenciar verdadera religión. Sin perder tiempo, comienza a actuar: relativiza el santuario y todo lo que en el se realizaba. Veamos, par ejemplo, la postura de Jesús en relación con los sacrificios. En Mc 12,28-34 (Mt 22,34-40; Lc 10,25-28), podemos ver como Jesús destaca el mandamiento del amor por encima de los sacrificios (v. 32-33), siguiendo la línea de los grandes profetas (1 S 15,22; Os 6,6; Am 5,21-24). En Mt 9,13 y 12,7, el texto de Oseas aparece en boca de Jesús.

Es preciso tener presente que, en la perspectiva de la teología de la retribución, muchos de los sacrificios ofrecidos perseguían el perdón de Dios. A través de los ritos, los sacerdotes aparecen como intermediarios de la divinidad, imposibilitando una relación directa. Es así que solo se conseguía el perdón, comprando el animal para el sacrificio en Jerusalén; a esto debemos sumarle, los gastos ocasionados par el viaje y la manutención. Una vez más, como en el tiempo del profeta Oseas (Os 4,8), los sacerdotes del Templo transformaron la reconciliación con Dios en fuente de exploración económica.

Jesús, a diferencia de los sacerdotes, no concuerda con la doctrina de la retribución (Jn 9,1-3; Lc 13,1-5). Ofrece gratuitamente el perdón a los pobres y marginados, desde la periferia, lejos del Templo y sin la intervención de los sacerdotes, intermediarios oficiales (Mc 2,1-12.15-17; Lc 7,47-50). En el perdón manifestaba a un Dios que recibía sin prejuicios. Liberaba las conciencias del peso de la culpa impuesta par el sistema del Templo. Como veremos, otra forma de liberación fueron las curaciones. Jesús insiste también en la importancia del perdón fraterno, como camino para recibir el perdón de Dios (Mc 11,25; Lc 6,27-38; 11,4; 15,4-10; 17,4). Inaugura una nueva relación entre las criaturas y su creador. En este sentido, se vacían de contenido los sacrificios Y el mismo Templo.

Así como Job se rebelo contra la teología oficial del Templo defendida por Esdras y Nehemias, Jesús procura (Mc 15,38) rescatar la religión de la gratuidad; que revela la compasión de Dios, colocando la vida par encima de cualquier otra institución o ley. Esta denuncia va hasta las raíces del sistema. No se queda en la superficie.

Jesús no da mucha importancia al pago de los impuestos del Templo (Mt 17,24-27). Critica a quienes se desentienden de sus mayores con el pretexto de hacer ofrendas al Templo (Mc 7,9-13; Mt 15,3-6).

Finalmente, recordemos el anuncio profético de la destrucción del Templo, alineándose así a antiguos profetas (Mc 13,2; 14,58; 15,29).

Con estos aspectos de su práctica, Jesús libera la imagen de un Dios aprisionado en el Templo por la religión oficial, rompiendo de arriba abaja el velo que impedía el acceso directo a Dios (Mc 15,38; Mt 27,51). Desenmascara a la institución más poderosa en Jerusalén, el Templo. Deja al descubierto todo el sistema que estaba estructurado a su alrededor: el Sanedrín y el ejercicio de la justicia; la religión con sus sacerdotes y ritos; el comercio. Jesús propone transformar la religión en gratuidad eliminando la idolatría del dinero. En esta perspectiva, el Templo pasa a ser una casa de oración para todos los pueblos y deja de ser un centro de explotación económica e ideológica. Se establece una nueva relación con lo sagrado. Todas las criaturas son hijas e hijos de Dios. Como hijos e hijas, pueden establecer un nuevo vinculo con su creador y llamarlo "papa querida" (Abba, Mc 14,36), como Jesús lo hacia.

Para las comunidades de Mateo y de Juan, Jesús es el nuevo Templo de Dios en media de ellos y ellas (Mt 26,61; Jn 2,19-22). Es más, la comunidad reunida es Templo de Dios (Mt 18,20) Y Jesús esta presente en las personas mas necesitadas (Mt 25,31-46).

¿Que papel cumplen nuestras iglesias en los días de hoy? ¿Hasta que punto se inclinan ante la tentación de la idolatría? ¿En que medida promueven el verdadero culto a la Fuente de la Vida? ¿Cómo vivimos la relación con el Dios con nosotros, presente en la vida, en las personas, especialmente en las que mas precisan de alguien que se haga próximo (Lc 10,36-37)?

Cursos biblicos 2008